Los astrónomos dedicados a medir el corrimiento al rojo de las galaxias, hallaron que la expansión general del universo no estotalmente uniforme en todas las direcciones.
En 1987 se notó que muchos objetos (inclusive la Vía Láctea) parecen conformar una especie de corriente de galaxias hacia una región del cielo situada en dirección a la constelación del Centauro, a unos 150 millones de AL de distancia.
Las velocidades de las galaxias dentro de la corriente resultaron mayores que las predichas por la expansión del universo; las galaxias de la corriente se mueven hacia donde existiría un objeto masivo que las atraería. Si esa atracción es real, debería existir un enorme cuerpo responsable de esa atracción; esa masa desconocida fue denominada el Gran Atractor.
La atracción de esa masa es tal que puede invertir el movimiento natural de expansión del universo y obligar a todos los cuerpos con masa de esta región del espacio; por consiguiente, estaría llevando al Grupo Local a converger hacia el centro del mismo.
En el cielo del hemisferio sur, la constelación de Centauro se ve atravesada por la banda de la Vía Láctea y, por lo tanto, si existe el Gran Atractor, su estructura permanecerá oculta por las nubes de gas y polvo de nuestra galaxia.
Como las galaxias presentes (simétricamente) del otro lado del Gran Atractor, muestran una configuración de movimientos diferente a la correspondiente a la expansión del universo (también se acercan a Centauro) confirmarían la posible existencia de esa particular estructura atractiva, que tendría unos 25 AL de extensión.
Cuando los astrónomos estudian las galaxias más lejanas, de alguna manera están "viendo" cómo habría sido el universo en épocas remotas. El Gran Atractor corresponde a una distancia aproximada de unos 450 millones de AL, es decir, estamos viéndola en el presente tal como era hace 450 millones de años en el pasado.
Si se analiza también la distribución de galaxias aún más lejanas, se estaría estudiando como habría sido su distribución en épocas más remotas todavía.
Así como el estudio de los registros geológicos terrestres permite estimar como ha sido la evolución de nuestro planeta, el análisis de los datos de las galaxias ubicadas a distintas distancias provee indicios acerca de cómo han evolucionado estos objetos (y, por lo tanto, el universo) en el transcurso del tiempo.
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