Un pulsar es una clase especial de estrella variable, relacionado íntimamente con las estrellas de neutrones; en general tienen una cantidad de materia similar a la del Sol, pero comprimida en un tamaño no mayor de unos 15 km de diámetro.
El descubrimiento de las estrellas de neutrones o púlsares, completamente inesperado, confirmó estudios teóricos respecto de la posibilidad de la existencia de estrellas muy compactas pero con una masa similar a la masa solar. En esas condiciones, se había calculado que la materia constituyente del astro debía estar constituida sólo por neutrones. Podrían rotar muy rápidamente (en fracciones de segundo) y cualquier emisión de energía desde su superficie sería observada en forma similar a la luz de un faro marítimo: destellos a intervalos iguales (de allí su denominación como púlsares). Así, la energía de estas verdaderas estrellas de neutrones giratorias llega en forma de ondas de radio.
Se conocen actualmente varios cientos de púlsares. El primero de ellos fue descubierto por A. Hewish y Jocelyn Bell, en 1967, al detectar radiación emitida en forma de "pulsos" con intervalos extremadamente cortos de tiempo. Al captar esos destellos con un período tan corto y preciso, se pensó que podría tratarse de señales inteligentes de seres extraterrestres, pero más tarde se verificó lo erróneo de esta hipótesis. Los intervalos entre los pulsos observados en los púlsares son de fracciones de segundo y además la separación entre ellos se mantiene perfectamente constante.
En el caso de la supernova que dio origen a la Nebulosa del Cangrejo, la estrella que quedó como residuo luego de la explosión, es justamente un pulsar con un período de algunas centésimas de segundo; en este caso en sólo un segundo el pulsar brilla y se oscurece unas 30 veces.
Página Principal