Urano y Neptuno



Urano fue el primer planeta descubierto; lo encontró accidentalmente el astrónomo William Herschel el 13 de marzo de 1781, mientras exploraba el cielo con su telescopio; en principio, Herschel sospechó primero que se trataba de un cierto tipo de cometa. Un año más tarde, se comprobó que se trataba de un planeta más alejado que Saturno; su nombre se debe a la sugerencia del astrónomo Bode.

A simple vista, Urano se presenta como una estrella en el límite de la visión a ojo desnudo y en adecuadas condiciones atmosféricas. Su forma es esférica, aunque muy achatado y de relativamente alta densidad para un planeta compuesto sólo de hidrógeno.

Su eje de rotación se encuentra casi coincidente con el plano de la órbita, encontrándose que el polo norte se halla por debajo. Se da la circunstancia de que no presenta estaciones del tipo que conocemos en la Tierra: cada polo tiene un verano y un invierno de casi 42 años. Por otra parte, su sentido de rotación es retrógrado.

Su masa, inferior a la de Saturno o Júpiter, es muy superior a cualquiera de los planetas terrestres. Su albedo es comparable al de Júpiter y Saturno y posee una atmósfera con nubes en bandas paralelas al ecuador. Debido a su lejanía, es difícil estudiar con detalles este planeta, por lo que aún no hay datos suficientes para definir su estructura interna.

En 1977, se descubrieron los anillos de Urano; se identificaron 9 anillos entre 10 km y 100 km de ancho. Se calculó que tenían una masa de 5x1018 gr y una densidad de aproximadamente 3 gr/cm3 (polvo condrítico sin cubierta de hielo).

El movimiento de Urano preocupó a los astrónomos de mediados del siglo XIX; en principio, las posiciones de Urano coincidían con las calculadas a partir de las primeras determinaciones orbitales. A posteriori, Urano comenzó a desviarse de la órbita calculada, incluso luego de haber tenido en cuenta las perturbaciones gravitatorias debidas a Saturno y a Júpiter. Algunos astrónomos atribuyeron esas diferencias a "fallas" en la ley de gravitación que tendrían lugar cuando ésta se aplicaba a grandes distancias; hubo quienes dijeron que en el espacio donde se movía Urano existía un medio resistente, frenando al planeta.

A. Bouvard fue el primero en sugerir la posibilidad de la existencia de otro mundo, cuyo acción sobre Urano sería la causa de las irregularidades detectadas entre las observaciones y la teoría. Posteriormente, el astrónomo Urbano Leverrier concluyó que se podían representar las observaciones de Urano por medio de la acción perturbadora de un nuevo planeta, de masa similar a la de Urano.

Con sus propios datos acerca del nuevo planeta, hizo cálculos sobre su posible movimiento y posición. La noche del 23 de setiembre de 1846, muy cerca del lugar indicado por Leverrier, el astrónomo de Berlín J.G. Galle descubría al nuevo planeta. Debemos destacar que Leverrier comparte los honores del descubrimiento matemático de Neptuno, con el inglés John C. Adams, ya que, aunque la observación realizada a sugerencia de Leverrier condujo al descubrimiento de Neptuno, fue Adams el primero que predijo su posición.

Neptuno, foto tomada por
la sonda Voyager 2, NASA

Igual que había ocurrido con Urano, el planeta Neptuno había sido observado varias veces por diferentes astrónomos que lo habían confundido con una estrella.

Observado con un telescopio, Neptuno sólo se puede distinguir de las estrellas cercanas por su movimiento de noche a noche; con instrumentos algo más grandes se lo ve como un disco de coloración verde de poco más de 2" de diámetro. Este planeta tiene una gran semejanza con Urano, razón por la que se los asocia como un conjunto singular dentro del Sistema Solar. Sus atmósferas son similares: hidrógeno molecular y metano.

Neptuno presenta también anillos: son casi circulares y muy cercanos a su ecuador. El material de los anillos de Neptuno rota en la misma dirección que el planeta. Las imágenes obtenidas por las naves espaciales sugieren que las partículas de los anillos de Neptuno son más pequeñas que las del anillo de Urano.


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